lunes, julio 13, 2015

Verano en Europa

 Los días nos ratifican. Este tipo de sentencias me suelen tocar un poco los cojones, pero últimamente pienso mucho en eso, en cómo adaptamos todos la realidad a un relato que nos da la razón, en como nos ratifican nuestras ideologías. No soy una persona muy conocedora de asuntos económicos, ni siquiera políticos. Tengo mis ideas, no muy sólidas, lo admito, o más poco solidas, poco fundamentadas. Sigo con atención este momento, este presente agitado en el que estamos. Supongo que cada cierto tiempo a todos nos invade la idea de que el momento es muy revuelto. A lo largo de mis años de vida he comprobado que tenemos cierta tendencia a ver que los presentes parecen estar anunciando tormentas apocalípticas. No digo que las tormentas luego no vengan, sino que no son como sospechamos en el presente. Recuerdo las reflexiones, por ejemplo, en los días y semanas después del 11S. Aquella sensación de vértigo, más allá de lo que cada uno concluyera de aquello, había una sensación de que el orden de las cosas estaba alterado, y efectivamente se ha alterado, creo que el mundo en 14 años ha cambiado muchísimo, pero no ha sido una cosa repentina, se han ido sumando capas de cambios que llegados aquí miras atrás y percibes los efectos de aquello sobre nuestro mundo. Entonces, seguramente aquel vértigo era justificado, pero el cambio no iba a ser inmediato, más allá de los detalles. Hoy siento que se ha anunciado una tormenta terrorífica. Insisto en mi poco conocimiento real sobre política, economía e incluso historia, pero lo de hoy, las condiciones a Grecia, ese tercer rescate, altera el mundo que conocemos. Y la tormenta no será inmediata, más allá de la tormenta que vivirá el griego de a pié, el ciudadano que camina ahora mismo por una acera camino a un trabajo, pero esto marca otra era seguramente al continente, con probabilidad al mundo. Anoche pensaba en esto. En la influencia real de la política en nuestras biografías. Lo trasladaba al terreno de lo personal. ¿Hacia dónde ira Europa? Estas decisiones tomadas en un despacho, en una reunión salvaje, ¿Cómo afectará al destino del continente? y esto, como será trasladado a mis hijas, la Europa que ellas vivirán, el mundo donde crecerán. No me pongo catastrofista, pero hacia donde se dirige el mundo en el que habitarán mis hijas, ¿Cómo será su vida en este camino de Europa, del Mundo, del Ser Humano?

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