lunes, junio 30, 2008

Domingo en otro lado

Phillip, Habitante de una pequeña población del estado de Illinois, comprendió que el destino es agitable cuando haciendo zapping en su televisor de plasma llegó a un canal europeo de deportes en el que estaban restrasmitiendo lo que parecía la final de un importante acontecimiento futbolistico. En el instante preciso en el que Phillip marcó el botón y su televisor codificó la señal y emitió la imagen de ese canal, un tipo de melena rubia, presumiblemente algo teñida, se movía velocisimamente con movimientos extraordinariamente rápidos y precisos por la espalda de otro que trataba de detener el tiempo entre el hombre rubio de camiseta roja y el portero. El hombre rubio se coló, como quien no es invitado, entre la espalda de ese defensor de nombre impronunciable y un tipo que se lanzaba al suelo ambiciosamente a por el balón que rodaaba por un cesped que Phillip le pareció hermosamente verde. El tipo rubio golpeó con precisión "Como sabiendo que se hace", pensó Phillip, y el balón cruzó con cierta delicadeza la linea de la portería. Phillip que no entendía de ese deporte supo entonces que el fin de ese deporte era que la pelota cruzara esa linea blanca tras ese rectangulo delimitado por tres palos blancos y el suelo. Phillip, sin entender, pensó que el tipo rubio era bueno, y aquel movimiento rápido y preciso le bastó para saber que aquello que había sucedido tenía cierta gracia. Se quedó Phillip un rato mas viendo como rojos y blancos se movían de una manera no del todo comprensible a lo largo del rectangulo gigante que era el terreno donde aquello se jugaba. Phillip observó que entre los de rojo un tipo de color corría siempre a favor, o como se debe correr a favor. Phillip cambió de canal y allí a miles de Kilómteros se quedaba sucediendo lo que Phillip no sospecharía jamás, que el tipo de color, era el mejor jugador de largo de aquel campeonato d epoca importancia para el. Y que aquel gol del tipo rubio bastó para que el equipo rojo ganara un partido por otro lado ciertamente emocionante. Aquel domingo en esa población de Illinois no sucedió mucho mas, Phillip permaneció toda la jornada haciendo Zapping y no supo, ni se preguntó a si mismo, por el resultado de aquel partido.

sábado, junio 28, 2008

El futuro imposible

No existe el futuro, así que arriesgarse a prefigurarlo es como querer prefigurar el infinito, una tarea imposible. No vemos el infinito en nuestra cabeza, porque de algún modo, el infinito no existe. Todo acaba y empieza a cada momento. El futuro tampoco existe, no está, no llega, es inalcanzable. Hoy es 28 de Junio, nada conozco de lo que sucederá esta tarde ni en mi vida ni en la de los demás. Mañana es 29 de Junio y por mas que lo intentop no encuentro la respuesta al resultado. Si a eso le añadimos que en ese futuro impredecible entra la variante alemana, ese futuro es mas impredecible aún, pero para ese futuro que no se puede prefigurar tenemos un arma a favor, un arma que puede ayudarnos a dilucidar parte de lo que ocurrira, nuestra arma contra el tiempo, contra el vacio de lo que sucederá, contra ese vacio existencial que es el futuro y al que tenemos que ir llegando para rellenarlo, contamos con un arma precisa y alucinante, contamos con Andres Iniesta y si ese arma funciona bien, el futuro es mas claro, mas predecible, se puede casi prefigurar.

Ganamos 2-1

miércoles, junio 25, 2008

Indescifrables

Encendió una vela y apagó todas las luces. Apoyó la vela en la mesilla justo debajo de la imagen de aquella virgen que algunos años antes le habían traido de su pais y comenzó a rezar. Al terminar recorrió el pequeño pasillo hasta la habitación totalmente a oscuras y sintió el vertigo extraño e invisible que siempre sentía en la oscuridad. Dejó las zapatillas bajo la cama y se metió bajo el edredón. Dió la primera vuelta y supo que esa noche tampoco iba a dormir. Cerró los ojos y pensó en cosas que estuvieran algo mas lejos, pero de la casa de abajo comenzaron a llegar, como muchas otras noches, los suspiros de la pareja que vivía ahí. Por esa cosa de no querer oir y no dejar de hacerlo estuvo cerca de un cuarto de hora distraida de la tarea principal, dormir. Midió los tiempos, tantas veces les había oido que conocía los tiempos de la pareja de abajo. Parecían repeticiones exactas, los gemidos subian con la misma graduación, las duraciones eran exactas hasta el estallido final donde Ella emitía variaciones de la misma frase y Él tomaba el nombre de dios en vano, cojuntamente, como si el final fuera una especie de partitura donde los músicos de esa orquesta de dos miembros deberian repetir con exactitud y precisión ese final. Luego volvío el silencio. No quiso imaginar, ni siquiera juzgar a esa pareja tan joven de abajo, que por otro lado, eran siempre educados y amables.

Siguió sin poder dormirse, recordando, como tantas noches. Su pais, su ciudad, la procesióna anual tan cercana a esas fechas. Los ritos anuales. De repente sonó el teléfono. Se asustó, se levantó rapido, no sin ponerse las zapatillas, había algo de impuro, de descuido en el hecho de ir descalza, jamás, aunque viniera un terremoto, se levantaría sin ponerselas. Despegó el teléfono y contestó. Dijeron su nombre desde una lejanía imprecisa que da siempre el teléfono. Una voz irreconocible la saludó. Ella no spuo que decir y varios segundos después preguntó quien era esa voz:

.- Soy yo, Lucia. Soy yo. He vuelto. Ya estoy aquí, por fin. Al fin estaremos juntos, de nuevo.

Miró la ventana y comenzó una tormenta típica de mediados de junio. Una descarga electrica recorrió el cielo iluminando portente y brevemente la casa, el edificio, la ciudad. Su cara, a la pareja desnuda y agotada de abajo, al hombre mayor y triste de arriba, el telefono. Miró la ventana y no comprendió. Supo entonces que nada, jamás volvería a ser igual.

sábado, junio 21, 2008

Flotando

Nos elevamos. En ese instante nos fuimos despegando del suelo sin convertirnos en pájaros. Nos elevamos, flotamos sobre los tejados sin dejar de ser esto que no se sabe muy bien que somos. No fue una metamorfosis al uso. Unica y exclusivamente sucedió que cambió nuestro punto de mira. Ahí ibamos los dos, ligeros como la brisa, sobrevolando los tejados del barrio, mas adelante las autopistas de acceso a la ciudad. Seguimos así, el uno al lado del otro, sin quitarnos los zapatos por aquella cosa de traer un recuerdo de cuando pisabamos el suelo, por no olvidar de donde veniamos. Seguimos volando, mas allá mucho mas allá y nos dimso cuenta eso si, que acababa de llegar el verano, y nos pusimos mas contentos que el carajo

viernes, junio 20, 2008

El milagro

La mujer me llamó, me explico el largo proceso por el cual había conseguido mi teléfono. y dijo que sospechaba que yo era la persona perfecta para lo que ella andaba buscando. La cosa era sencilla o no sencilla, extraña, casi absurda, pero en el fondo sencilla. LA mujer era muy religiosa, visto con el tiempo, excesivamente religiosa. Había pasado un cancer tremendo, tres años antes la había diagnosticado un cancer terminal, y le habían informado de que le quedaban dos meses de vida. Estuvo ingresada y una buena noche ""lo vió", con esas mismas palabras me lo dijo. Vió el secreto, el truco, el chiste y comprendió que aquello era un milagro. En aquella habitación de un hospital, seguramente privado, tuvo una visión reveladora y ocurrió un milagro. Se curó del cancer. Lo que ella quería ahora era contarme detalladamente aquella visión, aquella revelación y que yo lo recrease en un lienzo. "Sin interpretaciones" me dijo. Quería la maxima fidelidad, el realismo mas absoluto. Pagaría lo que fuera, esperaría el tiempo necesario, pero necesitaba ese cuadro, esa imagen inmortalizada y trasmitir al mundo, a traves de aquella imagen, el mensaje que ella debía transmitir a la humanidad.

Tuvimos cerca de diez reuniones, casi todas en su casa. Un chalet a las afueras. Una casa gigante llena de imagenes religiosas que convivian con una decoración sorprendentemente moderna y muy cuidada. En aquellas reuniones, la mujer con una calma que a mi me llegaba a desesperar iba narrando detalladisimamente "la visión" el instante del milagro. Al princpio yo escuchaba con atención pero a partir de la tercera o cuarta reunión me evadía a no se muy bien donde ayudado por las copas de un whisky excelente que me servía cada vez que iba. Despues de todas esas reuniones lentas, aburridas y soporiferas comencé con la traducción visual de "aquel milagro". Sabía desde el principio que el trabajo sería duro y que la mujer sería obsesiva y aguda hasta en el último detalle así que me preparé mentalemnete bien, me armé de paciencia y comencé. Estuve cerca de siete meses dedicado unica y exclusivamente a aquella labor, la mujer pasaba cada dos o tres dias por el estudio y opinaba y modificaba. terminé agotado, odiando a aquella señora. VArias veces estuve a punto de dejarlo, discutimos una vez con mucha agotación. Cuando dije que abandonaba ella dijo que aquel cuadro era el motivo de mi vida, que yo ya era parte del milagro, que era la comunicación entre el mas allá, ella y la humanidad, el hombre puente. Aquel delirio me pareció tan irreparable que me dije que mejor terminaba y me olvidaba para siempre de aquella loca, pero seguí trabajando. Una noche, suena el telefónillo. Un hombre dice que quiere hablar conmigo. Resulta ser el marido de esta mujer, que atacado por una crisis de celos, dice que ha estado viendo y ha sido testigo de como su mujer yo yo nos veiamos con cierta frecuencia. Trato de explicarle, pero el hombre dice que todo eso me lo invento. Que su mujer jamás tuvo cancer, que soy un mentiroso y que debo aceptar que hemos sido descubiertos. El hombre se pone a llorar cuando le enseño el cuadro. Dice que no comprende nada pero termina creyendome. Dos dias despues aparece la mujer en mi estudio. Me dice que sabe que su marido ha pasado por el estudio, que es un hombre torturado y muy celoso. Desde ese momento nuestra relación cambia. Ella permanece mas distante y yo espero ansioso ser lo mas realista en la bendita escena y olvidar para siempre el trabajo. Dos meses despues, una tarde de julio, llega, toca el timbre y abro la puerta, desde la puerta se queda viendo el cuadro y se pone a llorar. Se acerca hasta el lienzo y se lanza al suelo, llorando. Se arrodilla y comienza a rezar, cada vez mas alto, cada vez mas intensa. Saca un cheque, lo firma y me lo da. La cantidad es exagerada, un dinero que cambiaría mi vida. Coge el cuadro, me abraza llorando y nos quedamos un rato que a mi me resulta exageradamente largo así. Apoya el cuadro en el suelo y me coge la cara con las dos manos y con lágrimas en los ojos me da las gracias. Coge de nuevo el cuadro y sale a la calle. Me quedo un instante quieto, tratando de entender esos meses de mi vida, pero la vida, ni los instantes se entienden. Pasan y se van, pasan y se van.

miércoles, junio 18, 2008

Incierto

De entre todas las posibilidades con la que jamás contamos fue con esta. Se habían previsto todas las variantes posibles, todas las predecibles consecuencias y jamás pensamos en esta reacción, que las cosas salieran precisamente por esa puerta de entre todas las puertas que se podían abrir. Por lo tanto la capacidad de reacción se ha visto mermada y todos nuestros pronosticos y las respuestas a esos posibles pronosticos han sido derrumabadas, jamás barajamos esa mínima diferencia. Un numero se cuela en una gigantesca operación matemática y ya todo lo varía. Nos hemos visto superados por ese resultado inesperado. Concluimos, entonces, que hemos sido incapaces de cometer nuestra misión. Hemos fracasado, pues nuestra conclusión final o nuestra manera de afrontar este destino, es que el futuro es impredecible, que son tantas y tantas las variables a tener en cuenta que se escapa de la comprensión humana. Hemos trabajado cerca de quinientos cientificos en este ambicioso proyecto, cada detalle fue mimado, observado, analizado, fuimos tras la pista, tras el minimo error y jamás, ninguno de todos los expertos, sospecho que la variación en el peso de una mosca, ese mínima diferencia casi incalculable, modificaría, por siempre, el curso del universo.

martes, junio 17, 2008

En el laberinto

Pensó, según salió de aquel edificio, que se había equivocado por completo de profesión. "Negocio de mediocres e imitadores, negocio vacio y sin otra ley que la ley de lo inmediato y lo urgente, de la ambición" se dijo mientras atrás se quedaba la torre llena de gente, con miles de ambiciones sumandose las unas a las otras, con miles de urgencia con caracter de importancia cuando no es mas que una cadena de vacios innecesarios. "Este negocio no existe. Esta profesión es irreal". Eso pensó y siguió caminando y vió los edificios y las torres y el asfalto y sintió que aquello era un error, el asfalto y las lineas y los telefonillos. Y no cogió el autbus, sino que se fue caminando por la carretera y pensó que no eran los coches el motivo, aquellos coches que pasaban como cohetes en la noche ciega. Y se desvió de la carretera, y caminó por el monte, convencido de quye no volvería atrás, que no habría mas trabajo, ni empresas, no edificios, ni coches, que volvía al princpio, de donde nunca se debió salir. y se perdió en el monte, en la noche y sintió miedo y se cayó al suelo y se abrió una herida y sintió dolor, un dolor intenso y profundo, y sintió mas miedo y deshizo el camino y volvió a la ciudad y entro en urgencias y entonces decidió que no, que no se iba, que mañana volvia al edificio y que renegaria y que al salir volvería a lo mismo pero finalmente, al caer la noche y volver el miedo regresaria. Así, por siempre.

domingo, junio 15, 2008

Porno post

Aquí, justo aquí, era donde quería llegar. Tu pecho en mi boca. Un pecho que es perfecto, pero perfecto porque en algún momento hay una minima imperfección que lo hace sublime. Así, que crece como montañas a las que se desea subir por todos los medios, por ese reflejo humano de querer alcanzar la cima. Entre esas variaciones de la piel que por mas que miro me resultan cada vez mas alucinantes. Aquí, por esa curva delineada con mimo. Es justo aquí, donde quería estar, con la ansiedad que da tener tu carne entre los labios. Una especie de golosina inabarcable. Es aquí donde quería estar, entre el pecho, como si fuera una selva o un lugar a explorar y así voy, explorando. Con un mapa para recorrerte que es este subidón. Es aquí, justo aquí. Es así, entre esa piel que crece, que se va curvando y curvando y que me está volviendo loco. Y me deslizo como esquiador, pero un esquí de riesgo, fuera de pista. Lanzandome sin vertigo hacía el precipicio y luego en una pirueta que a mi me resulta genial, vuelvo a subir ahora convertido en un escalador, y subo y bajo como en un tobogan acojonante y pegando la nariz en la piel para meterme el olor de la piel curva hasta los huesos, aspirar ese olor como si fuera el último oxígeno en la tierra. Y subir y bajar. Esto es un delirio. No me movería de aquí en tres años, la boca en la teta, el ir y venir por entre 6 centimetros cúbicos de piel como una enorme pista donde la boca se desliza como patinador sobre el hielo. Y oler eternamente ese trozo de aire que huele a piel, un olor que es droga, un olor que es un viaje, dejar de estar, no ser, no estar, volverse aire dentro de ese aire que es el olor a tu piel. Me deslizo, bajo, subo y bajo y bajo y puesto a deslizarse, desciendo pista abajo, como el que se deja llevar hasta donde le lleve el impulso de la bajada. Un monopatín con ruedas que te empuja por una fuerza que es demoledora. Y sigo oliendo y ese olor es droga para mi. y voy, voy empujado por la gravedad de la caida. Allá voy.

miércoles, junio 11, 2008

Fue

Curiosamente lo que mas esperó, lo que mas deseaba era la rutina. No deseaba un viaje épico o emocionante por algún lugar escondido de Africa, no recorrer latinamerica de arriba a abajo. En lo que pensaba minuto tras minuto era en los actos cotidianos, en coger el autobus con cierta prisa e ir mirando por la ventana una mañana de un martes cualquiera, el girar la llave y entrar a casa, encender la televisión a última hora de la noche sin esperanza de encontrar algo entretenido. Pensaba en eso y eso querría hacer, se decia a si mismo, en el mismo instante en el que saliera de ahí. Eso ahría, colarse en los ritos cotidianos, en los que no se piensan, en los actos mecánicos, por que esos mas que los otros, mas que los aparentes, mas que las actividades vertiginosas que en el fondo no nos pertenecen, eran el sintoma mas evidente y claro de estar vivo, de estar en suy propia vida. Si lago deseó hasta el delirio fue volver a los actos rutinarios, a coger el metro sin pensar que se coge el metro, sin ser consciente de que se va con prisa y en metro. Esa actitud en la que se va sin mas, casi sin conciencia, unica y exclusivamente viviendo, por mas que por automatico parezca precisamente lo contrario. "Eso haré" concluyó. "Vivir los minutos sin fantasias irrealizables. Vivir con la actitud serena del que vive y camina. Del que va como el curso del agua". Y así fue

martes, junio 10, 2008

El despertar del protagonista

Despertó. Se quedó mirando el reloj un par de segundos, giró el cuerpo y se puso en pie. Buscó con cierta torpeza las zapatillas y sin mirar al suelo, simplemente moviendo los pies por el suelo con la esperanza de sentirlas de repente. Caminó hasta la puerta, la cruzó y en ese instante sintió que el dia ya se había incorporado, notó la luz fuerte del verano atravesando la ventana del salón, la mañana en su momento de esplendor. Atravesó el salón observando sin demasiada atención los restos de la noche, la bandeja de la cena sin recoger, el mando de la tele y del DVD lanzados por el sofá, el periodico doblado en la página de deportes donde una foto de Nadal con el trofeo de Roland Garros ilustraba un titular siempre desmesurado, tan desmesurado como son siempre las titulares deportivos, tan poco comedidos. Titulares que son alimento perfecto para el lunes de mañana y que sin embargo envejecian rápido, tan rápido que ya el martes parecían ciencia ficción, pensó en el ser humano que hay detrás de Nadal e imaginó el hastío que debe ser llevar una vida ilustrada desmesuradamente. Nadal épico hoy, Nadal acabado un dia de una derrota comprensible hace apenas dos meses. Llegó hasta la cocina, sacó la cafetera y lo preparó con mimo. Encendió el fuego y esperó mirando la luz de la calle, el sonido de las cosas que se iban encendiendo fuera. Un coche, unos niños pasando con las mochilas, un portal que se cierra bruscamente y del que sale una chica caminando rápido. Entonces pensó que le quedaba una manzana en la nevera. Se puso de pie y abrió la puerta y vió algo que no terminó de comprender. Iluminado por esa luz extraña de las neveras, entre botes casi vacios, entre restos de verduras, entre el cartón de huevos del que queda la mitad de media docena, al lado de la leche había una nota escrita a mano, una nota que el no recordaba haber dejado ahí, pero que tampoco recordaba haber escrito. La cogió olvidando la manzana. Cerró la nevera y comenzó a sonar la cafetera avisando que el café ya estaba ahí, listo. Apoyó la taza en la mesa, cogió la cafetera y se sirvió en la taza. Volvió a la nevera, cogió la leche, se echó en la taza. Cogió el azucar, la cucharilla, y se puso una cucharada. Cogió la taza y se sentó, cogió la nota y en ese instante sonó desde la habitación su móvil, el aviso de un mensaje que acababa de entrar, le soprendió que a esa hora alguien le enviara un mensaje y rápidamente se puso en pie, recorrió la casa hasta su habitación. Cogió el móvil y pulsó los botones para leer el mensaje entrante. Era publicidad de su compañia de telefonos y lanzó una pequeña protesta al aire que jamás llegaría a los oidos del tipo que ideó esa campaña publicitaria. Volvió a la cocina, se sentó con cierta urgencia, cogió la taza de café con una mano y la nota con la otra, pero fue tan veloz y tan poco medido el movimiento que de repente el café se desparramó por toda la mesa y por parte de la nota, sin que esta se viera, eso si, deteriorada por la mancha. Se puso en pie, cogió el trapo y limpio aceleramente y cada vez con peor humor. Cogió la fregona y limpió la parte del suelo que estaba manchada por el café. Apoyó la fregona, lanzó el trapo contra el fregadero y se sirvi´´o de nuevo el café repitiendo los mismos movimientos que la primera taza de la que ya no quedaba nada o todo lo que quedaba estaba absorvido por el trapo y la fregona. Se volvió a sentar en la mesa, recuperó la nota, sorbió y empezó a leer. En ese instante precisó explotó la galaxia , una galaxia lejana e invisible, la galaxia irrecuperable de nuestro protagonista, que se quedó, eternamente, sin saber que era lo que ponía en aquella nota extraña hallada en la nevera.

lunes, junio 09, 2008

Un dia cualquiera

Decidí girar en esa calle por la misma razón que uno no decide nacer, ser este. Giré por ahí como bien podría haber esperado dos manzanas mas y girar no ya sólo en otra esquina sino en otra dirección. Opté por la derecha como bien podría haber girado a la izquierda. Caminé unos cuántos metros y de repente el coche me atropelló, me lanzo diez metros mas allá y caí muerto en el asfalto. Lo último que escuché vivo fue el frenazo, el ruido de los cristales rompiendose y el grito de una chica que pasaba por la acera de enfrente a la que segundos antes había observado con cierta atención, hay que decir que morí en primavera y que la vista actúa sola en esa época del año. De repente me quedé esperando el famoso pasillo blanco, pero evidentemente no pasó nada de eso, nada demasiado visual, ni una tormenta sonora, tampoco el resumen veloz de mi vida. Mi actitud si fue grandiosa, esperé violines, esperé imagenes brutales, capas de luces superponiendose unas a otras, efectos sonoros acompañando todo aquello, pero no. Había muerto y no hubo ese festín. Se quedó, curiosamente, todo igual. Unicamente que se pasaba a otro plano. Es decir, el cuerpo se quedaba estático pero la conciencia seguía intacta. Es decir noté que el tipo del coche se acercó, le vi tocarme, le escuchaba hablar, agitado, ansioso, con pánico, pero no podía decirle que estuviera tranquilo, que resultaba que lo de morir no conllevaba tanto dramatismo, que la cosa quedaba relativamente parecida. No había cielo, no hay luces ni explosiones, quedaba la mas absoluta normalidad. Llamaron a la policia, a las ambulancias, los curiosos se asomaban, me registraban buscando mi identificación, ppero yo comprendí que la identificación era una cosa de los vivos, por que aqúí era yo, pero sin serlo. Uno mas pero sin ser uno. De algún modo aquello le daba una explicación muy diferente a la vida. No había nada sublime ni elevado al morir, lo que sucedia es que todo se hacía aun mas normal y menos trescendente, si cabe, que viviendo. Todo era normal, normal hasta el no límite. Ví que se vive pensando en que se muere como si todo acabara y en verdad ni acaba ni empieza, todo queda quieto pero igual. Es extraño explicarlo, pero de algún modo es como un dia mas, uno de esos que se suman a los otros y que se van borrando y acumulando como una masa uniforme en la memoria de nuestros dias vividos. Un dia de esos, un dia mas, eso era estar muerto. Comprendí que somos algo, que aquella frase del no somos nada, no era cierta, pero también entendí que tampoco somos gran cosa, por mas que muramos.

domingo, junio 08, 2008

La culpa del vino

Se sirvió una copa de vino, se asomó a la ventana y dijo una frase que nunca jamás repitiría. Bebió el vino, lanzó la copa vacia y se giró. Una gota de vino corrió por la pared externa de la terraza, una gota de vino que se fue perdiendo entre los poros del cemento y la pintura del edificio. El vino se fue secando y se quedó una mancha muy difusa de esa gota que se deslizo con dificultad entre la textura siempre compleja de las fachadas. La mancha se quedó ahí como una señal mas. La frase sin embargo nunca tuvo eco, el tipo bebiendo ese vino que era su favorito, había confesado al viento, a esa vista poderosa dela ciudad lo que a nadie mas podría confesar y sin embargo para el confesarlo se había vuelto una necesidad por que callar es el acto mas dificil, mas heroico, mas épico y pensó que lanzarlo a la ciudad era una manera de decirle a cada uno de sus habitantes lo que había hecho, se declaraba ante todos los habitantes culpable a pesar de que nadie jamás lo sabría. Nunca lo supo pero de ese acto quedó la señan de la marca de vino, como una marca imborrable de loq ue hacemos, una marca que por invisible en un trozo de pared en lo alto de un edificio donde nadie puede apreciar una delgada linea de una gota de vino, una liena que se seca, como el tiempo, como la vida misma y que deja una señal de algo que sucedió y que evidentemente nadie puede sospechar.

sábado, junio 07, 2008

La pequeña mafia anárquica

La pequeña mafia anárquica no tiene una fecha precisa de aparición. Digamos que P y C se hicieron novios en algún frio dia de noviembre y que inspirados por un instinto radical de supervivencia común, decidieron que en la vida las cosas van mejor con mas dinero y el dinero ya se sabe no es cosa de risa, que no se consigue por la via común. P quiere a C y C depende poderosamente de P, P es atractiva y sabe usar eso a su favor, C sabe que ese es el arma y arrancan el negocio. C sufre al principio, pero sabe que no se puede tener todo, P se maneja a su antojo y se convierte en la gobernante de la pequeña mafia anarquica. C, que en el fondo tiene mucho de romantico decide que a pesar de la frialdad de P deben enloquecer de vez en cuando y P acepta porque hasta del enloquecimiento se puede sacar tajada. Montan las primeras fiestas donde invitan a personas que son la posibilidad de una vida con mas influencia y se ponen hasta las cejas de drogas. P sin embargo por ahí pierde fuelle, porque P es fria pero en las drogas encuentra el vacio y el vertigo, no se droga mucho pero hay un precipio que le recuerda al primer dolor, a la muerte lejana de su padre y sufre la primera crisis. C sin embargo encuentra en esas fiestas una especie de nube, o algo mas que una nube, un sitio preciso. En esas fiestas encuentra el rincon que busca. P se acuesta con un jefe de un negocio y saca su primer contrato, C piensa que las cosas se ponen a favor y P sin embargo siente que C no pierde en el juego y le coge un poco de manía, casi rechazo. C percibe eso, pero metidos a sobrevivir el aguanta lo que sea. Pasa el tiempo y P se acuesta con otro, mantiene una relación algo mas larga y saca un pico de dinero con el que C decide arrancar algo mas ambicioso. Sin embargo entre P y C las cosas no son como antes, P confunde entonces negocio con atracción y aquel tipo del que sacó parte del primer gran negocio de la pequeña mafia anarquica se convierte en una especie de amor imposible. C olvida todo en las fiestas que siguen motando para captar atención y atractivo. P acude a esas fiestas con temor por que el precipio es cada vez mas gordo, crece como un animal violento y aquello le aterra, sin embargo insisten, a pesar de la distancia emocional entre los dos avanzar, avanzar como se habían planteado las cosas. C le dice a P que els abía que el distanciamiento llegaría, pero que ambos aceptaron eso y ese es el precio. El tiempo pasa y los movimientos siguen siendo anárquicos y torpes pero no dejan de ser efectivos, C y P se van haciendo, como siempre habían querido, mas ricos. Hay dinero, pero C dice que estan justo en el punto de lanzarse a lo gordo, el punto definitivo y P apuesta, juega la carta definitiva y le sale bien. La pequeña mafia anarquica se hace cada vez mas adinerada y curiosamente los tiempos emocionalmente duros entre C y P se pasan y queda un poso de amor, una marca que los une. Los supervivientes se atraen y ellos han sobrevivido a la mediocridad y llegan a la elite, algo ficitica pero las cosas se van pareciendo a lo que querian.

La pequeña mafia anarquica sigue en acción, actuan diariamente, van a por todas y curiosamente el negocio, siempre, va hacia adelante.

jueves, junio 05, 2008

Tarde en la playa

A media tarde bajé a la playa. Apenas quedaba gente, gente que hacía ejercicio aprovechando la bajada del Sol, el calor suave del atardecer, un par de grupos de chicos que jugueteaban o eran, mas bien, juguetes de las hormonas. Una mujer que caminaba mirando sus pies apoyandose constantes contra la arena húmeda de la orilla y un hombre que miraba sin nostalgia ni tristeza el horizonte donde el mar parece convertirse en una linea donde todo acaba. Me senté en la arena y dibujé al azar un trazo que no recordaba a nada, por que bien visto, los trazos no deben recordar a nada, deben tener su vida propia. Miré ese efecto extraño, siempre impactante por mas que ocurra todos los dias, de la luz tiñendo de unos colores siempre soprendentes las nubes que pasaban por el cielo de manera anárquica pero bajo la misma calma en la que estaba ese instante leve. Entonces no sucedió nada, pero en esa nada se quedó sumido todo durante al menos diez minutos, la mujer se fue perdiendo en la lejanía de la playa, un tipo pasó corriendo sin camiseta mirando al frente como el que debe llegar a un sitio que no existe, el grupo de chicos en el que claramente se iban identificando las atracciones, el tipo que miraba a lo lejos que permancia estático, girando en intervalos desiguales la vista a sitios diferentes, pero casi siempre manteniendo la linea del horizonte en el mar como punto de referencia. Al cabo del rato, miré el trazo que ya no era identico, la arena en un movimiento invisible lo había ido cubriendo, haciendo desaparecer y recordé una canción, la tarareé mentalmente y luego, rompiendo la linea muda de la soledad, comencé a cantarla en alto, suave, a un nivel casi cercano al susurro. Recordé esa canción en otros instantes de mi vida. En un coche con ella, en un viaje perfecto, en una casa con aquel amigo del que hacía años que no sabia nada, en mi casa cualquier tarde de noviembre, en un bar donde pensé que era una de mis canciones favoritas, en concierto, una primavera de años atrás y pensé que mientras la tarareaba todos esos instantes se reunian, como viejos amigos, en esa playa y como el trazo en la arena todos esos instantes se diluian y se juntaban, se fundian con toda la arena, con toda la playa, con toda esa gente, con esos dos chicos que se besaban seguramente por primera vez y el Sol ya casi lo hacía todo de noche y subí hacía la tienda de campaña y tu ya te habías terminado el libro y nos fuimos a tomar una cerveza a un bar que nos había gustado la noche anterior. Y pensé que la felicidad es muy parecida al verano o muy parecida a esa lentitud que da el verano y encendiste un cigarro y vi que el humo se iba hacía arriba y los dos, sin decir nada nos quedamos pensando en la mujer de enfrente, sin saber por que, pero durante mucho rato pensamos en eso.


miércoles, junio 04, 2008

Las zonas difusas

Fui a la cocina a coger una cerveza. Yo había llegado a esa fiesta por que un amigo conocía a uno de los que la celebraba y me dijo que fuera con él, que las fiestas en esa casa solían ser muy divertidas y muy concurridas y que lo pasariamos bien. Cuando llevabamos una hora en la fiesta sufrí las consecuencias de mi poca facilidad para socializar y me ví dando vueltas entre mucha gente, sin saber muy bien con quien hablar y bebiendo cerveza a un ritmo algo intenso por parecer que estaba haciendo algo. Cuando llegué a la cocina a por la sexta cerveza había un tipo apoyado en una mesa que fumaba y miraba a traves de una ventana que daba a un jardín, el jardín era de la casa y ese jardín daba a una calle donde había otros chalets todos sin vallas. El tipo me observó mientras yo seleccionaba la cerveza mas fria de entre las miles que había en esa nevera inmensa, una nevera como una especie de emulación de uno de los polos, una nevera gigante donde podría entrar medio planeta. Saqué la cerveza y el tipo me dijo que si conocía El Supi. Me quedé algo extrañado por que si, por que era un lugar donde había pasado unas navidades el tercer año de vivir en Venezuela y es un lugar del que tengo un recuerdo semejante al recuerdo de algo que te has inventado y no algo que haya sucedido. Recordé velozmente,a esa velocidad inalcanzable que llevan los recuerdos, a ese tiempo atemporal que llevan las cosas cuando se recuerdan. Recordé una noche en la playa, una noche que se había ido la luz y aquello parecía un lugar fuera de todo o mas cercano de la tierra. Le contesté que si, que si conocía El Supi y el tipo sonrió, permaneció callado unos segundos, miró de nuevo afuera y dijo: "Si, se que lo conoces. Claro que lo conoces. Yo te vi allí". Me recorrió una especie de descarga, un asomo de susto, un precipio emocional. Me quedé callado sin entender, quien era ese tipo que me miraba desde tanta distancia, por que hay gente que por mas cerca que esten sus ojos, partece que te miran desde un lugar a miles kilómetros de donde estes, pero una mirada que por lejana parece que te atreviesa de otra manera, con mas recorrido. "Claro que estuviste allí. Yo también estuve, yo te ví. Aquella noche nadie la olvida. Ni tu, ni ellos, ni yo, evidentemente. ¿Quien puede olvidarlo?". De repente sentí como en esas peliculas de serie B, un fogonazo veloz, un viaje a una zona que o había borrado o que me estaba inventando. Ví a ese tipo mucho mas joven. Ví una noche y comprendí que uno mismo es cruel, irreal y brutal y que la memoria selecciona. Ví que yo también soy eso, lo otro, lo que siempre parece ajeno, de los otros, a lo que no perteneces. Me ví y comprendí que ese tipo iba a matarme y lo comrendí. Entendí esa venganza.

Huí a tiempo. Te escribo esto desde El Supi. No te pediré perdón porque ni yo mismo puedo perdonarme. Pero debo permanecer aquí, para siempre. Nunca lo entenderás, pero es así

lunes, junio 02, 2008

Dos cabezas

Cabeza A lleva unos cuantos metros tambaleandose, cosa de la que cabeza b no se percata. Cabeza A, que entre los amigos le llaman A, se queda estático frente a unas luces que le parecen mensajes indescifrables pero realmenter atrayentes, cosa que a A le hace pensar en que las cosas hermosas lo son, entre otras cosas, por inexplicables. Cabeza B sigue avanzando, B entre los amigos, y A no se da cuenta de que se queda solo, entre la gente, entre el ruido y la furia, entre las luces indescifrables y esa melodia que viene desde algún lugar del mas allá, o eso piensa A, que esas melodias vienen desde el mas allá por que cuando llegan a él ya están muertas o una zona imprecisa del tiempo, por que las notas salieron hace ya algunos instantes, breves, pero lejanos, cada vez mas lejanos. B se entremezcla entre otros y escucha la melodía difundida entre el murmullo de una gente que habla. a B, que de repente percibe la lejanía de A, le parece que la melodia tiene mucho de ajeno, le gusta, le sienta bien pero no le pertenece y eso le hace sentir cierta distancia. B y A se han separado y A está a tres segundos de caerse redondo en el suelo, entre la gente, entre el bullicio y las luces y la melodia. y pasn los tres segundos y A se cae, se cae y olvida todo, hasta la conciencia, pero eso B no lo sabe, que avanza sin saber muy bien donde se acaba la gente y la música y el bullicio. B busca un espacio imposible, por que ese espacio que busca está vacío y el vacío existe pero de una manera realmente peculiar, no el vacio como tal, lo que existe es un vacio repleto. Es decir esto, el todo es un vacio pero está lleno de nada piensa B cuando concluye la canción que un grupo de una ciudad del centro de Estados Unidos concluye una canción cuando menos curiosa, cuuando menos envolvente, como poco parecida a un sueño, pero a un sueño que aún no se ha tenido, un sueño que uno sospecha puede llegar a tener, pero que no está definido. B sabe que algún dia soñará con algo parecido a eso que ha sonado entre la gente, entre las luces sin saber que A está rendido en el suelo, dominado por esa canción y esa cosa extraña, por que eso tiene Animal Collective que te pueden entrar y mandarte lejos, muy lejos donde las cosas dejan de ser reales. Y eso sucede mas aún si ellos tocan en concierto una canción de un disco que publicó en solitario uno de ellos, eso le pasó a A y B mientras sonaba en medio del mundo, en medio de ese todo, en medio del agua y del planeta, en medio de la gente, de las cosas, en medio del tiempo, en medio del sonido que se escapa Comfy In Nautica.

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