lunes, marzo 31, 2008

Jet lag

Acabo de parar de leer, me cuesta concentrarme con el ruido que están montando los de la habitación de al lado. Si siguen así, quizás llame a recepción y me queje. ¡¡Que escandalo!!. Parece una fiesta, se oyen varias voces, se oyen vasos y algo de música. Me he asomado a la ventana para relajarme, estas cosas me ponen nervioso y he visto esta ciudad desconocida desplegarse como un animal feroz. He recordado uno de los parrafos que acabo de leer, debería anotarlo, aunque nunca he terminado de entender que sentido tiene anotar un parrafo, si ya está anotado en un libro. Sería mas sencillo marcar la página y volver a ella cada vez que se quiera, pero creo que en el acto de anotarla hay una sensación de ir apoderandose de ella, como si en el hecho de trascribirla sucediera que la frase se va haciendo parte de tí. Sigue el ruido, y esto tiene pinta de durar. Hay varias voces femeninas, algunas risas, hay una voz masculina o quizá solo un hombre que habla y otros callados. Sigo mirando la calle, esta calle por la que he pasado sólamente una vez, hoy al llegar. La ciudad que se forma enloquecida y que desconozco, que solo la he visto de noche, desde ese taxi que me trajo del aeropuerto. Hay algo de pelicula en mirar Nueva York desde una ventana por primera vez, sin haber estado realmente en Nueva York todavía, Apenas he pisado su suelo. Del avión al taxi, del taxi a la recpeción y de ahí a esta habitación desde donde la veo como si fuera un acto de iniciación, como si la ciudad y yo, previamente, nos tuvieramos que concer así, de esta manera, a traves del cristal. Sorprende por que muchos de estos edificios los he visto ya, regitsrados en peliculas y sin embargo ahora los veo a traves de esta otra pantalla que es esta ventana, sonorizado por el bullicio de la habitación de al lado, por esas risas altas y esa manera de hablar que no comprendo. Soy un hombre en una ventana de un hotel de Nueva York y eso me hace sentirme extraño o ajeno, o mas que ajeno como en otro cuerpo, movido de sitio, desplazado de un estadio mental habitual. Tengo la cara pegada al cristal y el vaho me tapa la vista y lo quito y vuelve a salir y veo esa exageración de luces que se desenfocan a traves del vaho. Y pienso que es extraño estar aquí mientras en la habitación de al lado se rompe un vaso y saltan mas risas.

domingo, marzo 30, 2008

El final de la semana

Anochece en la ciudad y estamos recogiendo las últimas cajas, limpiando y dejandolo todo preparado. Mañana no trabajamos y tengo ganas de hacer las cosas despacio. Ahora en la calle me encontraré con los de la frutería, en la parte donde dejamos todo para que lo recogen los camiones. Mi jefe me ha pedido que saque con el carro los últimos restos y me despido de él. No es mal tipo, pero paga poco. Salgo por detrás por la calle sin salida. Están los dos chicos de la frutería fumando y esperando. Me ayudan con el carrito, lanzamos a los contenedores todo y dejo el carrito en la puerta. Salimos a la ciudad. Paramos en un chino y compramos cerveza y cigarros y nos sentamos en la plaza, hablamos de nuestro pais y nos burlamos con cierto humor de las extrañezas de los de aquí. He visto pasar a la hija de la panadera. Nunca nos mira, nunca saluda pero camina de esa manera, es en la manera de caminar donde lleva toda la gracia. Se pierde al fondo, en la calle por donde suben las escaleras y dan a la calle ancha. Tengo ganas de lavarme las manos y quitarme el olor a pescado, pero prefiero estar un poco mas aquí, mañana no trabajamos y no quiero ir a la habitación y ver la televisión. MAñana es domingo y prefiero entretenerme un poco. Los chicos quieren ir a un club donde dan alcohol barato y hay mujeres y hablamos con ellas pero preferiría no ir, al final siempre gastamos mucho dinero, mas del que debo. Pongo excusas y me voy paseando. los alrededores del mercado son agitados cuando anochece. Es el mismo escenario pero cambia su aspecto. Paso donde siempre estan los Yonkis. Saludo a ese que me reconoce, alguna vez le doy tabaco y sigo. Salgo a la avenida. Hay tanta gente y cambia tanto la ciudad aquí. La gente va con bolsas de compra, hay colas para los cines y los teatros y parece que entras en otro mundo. No huele a pescado, lo malo de mi trabajo es que siempre huele a pescado, todo, mis manos parece que van a oler eternamente a pescado, que van a llevar inevitablemente siempre esta esencia extraña. Por eso no me gusta ir a hablar con las mujeres del club. Siento que huelo demasiado a pescado y me pongo nervioso y me da por pensar que ellas me huelen mucho y que disimulan pero que en el fondo mientras hablan de otras cosas solo están pensando en ese olor que llevan mis manos. No entro al metro, sigo caminando . Hace buena noche, ya ha llegado la primavera y es agradable caminar por la ciudad tan animada esta noche. Enciendo un cigarro. No tengo ganas de ir a la habitación, cambiar canales anarquicamente. Tampoco quiero encerrarme por que terminaré escrbiendote una carta que nunca enviaré y me dará por pensar en aquello, en todo lo de allá, en los ritmos diferentes, en los olores, en las calles, en las casas, en los dias, aquellos dias, aquello. Miraré por la ventana estrecha que da a una calle estrecha y tendré ganas de bajar al locutorio y llamarte pero será absurdo y no lo haré. Se paso el tiempo, se quedó todo atrás. Tu allí, yo aquí. Pero en el fondo, nadie, nunca, tiene un sitio fijo

viernes, marzo 28, 2008

Noticias

El periódico, que es el mejor de los paraisos para la ficción, ofrecía ayer, escondida entre las últimas páginas de internacionales, una noticia pequeñísima, casi perdida entre las amenazas de Boicot y los modelos de la Bruni. Una noticia que por si sola es un poema, un poema oscuro y terrible o delirado. Un poema que no se termina de comprender. En el estado de Sonora, en México, el narcotráfico y la policia estuvieron durante cinco horas de tiroteo. La noticia concluye diciendo que casi todos los pistoleros finalmente escaparon. Cinco horas de balas, cinco horas de ruido atronador, de tensión. ¿Que piensa alguien durante cinco horas en un tiroteo?, inicialmente uno estará tenso, alerta, los instintos estarán comandando un cuerpo que quiere sobrevivir a esa voragine, a ese ruido, a esa manada de violencia, pero después del rato será inevitable perder la concentración. Así en medio de tiros y carreras uno debe acordarse de algo que repente no recordaba, pensar inevitablemente en otras cosas e incluso soltar tiros sin estar pendiente de que se están soltando tiros. Un tiroteo de cinco horas es una exageración, tiene algo de record, de maratoniano, como si todos los participantes se hubieran puesto de acuerdo de antemano para lograr participar en esa performance. Hay algo de poesia negra, de enloquecimiento. Tiros y tiros. Y las fases mentales por las que debe pasar uno ahí metido. Cinco horas de ruido poetente de balas, con lo agotador que es el ruido, con lo que desgasta el ruido y con lo atronador que es el sonido de las balas. Y si huebira una película que durara cinco horas y solo fuera el tiroteo, voces en off de las reflexiones de todos los participantes, la camara va pasando en esas cinco horas de un pistolero a otro, da tiempo a volver varias veces a cada. Daría tiempo a coger cariño alguno, a sentirnos identificado con otro, a destetar a otros. CInco horas en esa linea extraña y difusa donde las cosas no se deben comprender bien, o cambian de forma y uno comprende, entonces, que en el límite las cosas tambien son incomprensibles, extrañas y que el tiempo todo lo doma o lo aligera.

jueves, marzo 27, 2008

Pintura inmensa

Me llega una invitación a una exposición de un artista que desconozco. La invitación es muy personal, me pide que acuda un dia concreto y a una hora exacta a una nave industrial en una zona de las afueras de la ciudad que desconozco absolutamente. Llegado el dia marcado, me pongo el abrigo y salgo a la dirección dada. Trás un enredado viaje de metros y trenes no muy claro y después de bajarme en una estación en medio de un no lugar, me veo caminando por unas calles en medio de una zona industrial a medio hacer. Llego a la nave que busco. La calle está vacía y en la puerta inmensa de la nave me encuentro a un tipo muy mayor que me sale al paso acompañado por un perro que si se le mira bien uno podría apostar, sin riesgo a perder, que al pobre animal pocas horas le quedan en este lado de las cosas vivas. Explico a lo que vengo aunque mientras lo explico me siento casi absurdo y saco la tarjeta que me había llegado unos dias antes a casa. El hombre la coge, y sin hablar, se gira y abre el portón de la nave de dimensiones abrumadoras, la puerta es gigante, el tipo entra brevemente, siempre con el perro pegado a sus pies y enciende la luz, me hace el gesto de que entre. Entro en la nave, es un espacio diáfano y gigante, alto hasta el delirio, a los lados veo de repente lo que casi había olvidado, el motivo de mi visita. Hay cuadros colgados a lo largo de las paredes, pero los cuadros son de unas dimensiones impresionantes. Son cuadros gigantes, tan altos casi como la misma nave. Hay muchos, uno detrás de otro, separados por muy poco espacio, todos con su tarjeta informativa al lado. Título, dimensiones, año, tecnica usada. Comienzo la visita. Me tengo que detener mucho rato ante cada uno, no es fácil contemplar cuadros tan grandes, miro el título y me separo considerablemente para comprenderlo mejor. Todos tienen el blanco como fondo, un blanco difuminado pero bastante liso, breves variaciones en ese blanco que sirve de fondo, luego en todos trazos casi siempre rojos y negros, algo de textura y fíguras que se suman unas a otras de manera poco definida. Los títulos son poeticos: "Mujer pajaro sobre ciudad invisible", "Niño volador sobre el fondo del mar", "La última tarde de junio". Siempre un personaje casi siempre navegando en una sensación de nostalgia, seres que se han perdido en la inmensidad, seres anónimos que disfrutan de ese anonimato en espacios donde se diluyen. Camino entre ese muindo exagerado. En algún momento siento que no es que la sala sea grande y los cuadros gigantes sino que he sido yo el que ha sido reducido. Como si me hubieran metido en la máquina del tipo de "Cariño he encogido a los niños". Los cuadros tan blancos, tan etereos me dan una sensación de soledad potenciada en medio de esa sala absurda, ¿Quien cojones me ha mandado la invitación a esta exposición?. Recorro la sala entera, ningún cuadro me emociona y termino cansado de tanta gigantismo. Salgo a la calle, veo al anciando con su perro anciano, le comunico que he terminado. El hombre me mira y casi inseguro me pregunta que que me han parecido, no contesto con palabras, sino con un gesto dejando claro que me parecen insignificantes, que me parecen algo insipidos y que la única gracia que tienen es el tamaño desmesurado. El hombre me dice que el autor ha dejado dicho que me llevara un cuadro de regalo... me he quedado mirando al perro, he mirado la hora y he comenzado a correr.

martes, marzo 25, 2008

Contra H

El último post de Henri Simon Leprince sigue la racha inigualable del desastre en la que se sumió este bloguer innecesario desde el dia desdichado en el que publicó su primer post en esta blogosfera invadida de una masa inabarcable de post. Pretende, eso se huele, Henri Simon Leprince ser algo mas que un Bloguer, le puede la pretensión literaria y usa el blog como una suerte de editorial caritativa que da espacio a sus textos, una editorial anonima que le descubre y va publicando todas las memeces que se le ocurren cada vez que se sienta en el ordenador. Nada mas lejos. Henri Simon Leprince es malo como bloguer, lo cual ya le rechaza a ese mundo al que insistentemente pretende entrar. Juguetea con los relatos, relatos la mayoria insipidos y mal desarrollados. Usa un humor que no hace gracia y que le queda lejos, muy lejos. El humor es un juego delicado y Leprince no lo es. Leprince es insistente, pero esto que podría ser una virtud, se vuelve en él un defecto. La red vive invadida, pero él parece querer invadirla por si solo. Bien haría Leprince en publicar menos y corregir mas, pero Leprince no corrige, y en eso estoy de acuerdo con él, por que si lo hiciera, dice, nunca publicaría, dice sentir verguenza cuando se relee. Eso nos sucede a todos, querido farsante. Es penoso traspasar con los ojos uno de esos textos que ni son cuentos, ni son chistes, ni son nada. Hay vacio trás sus textos. Después de leer un texto de Leprince, uno siente que no sólo no ha sucedido nada, sino que además se ha perdido un tiempo, que por breve que sea, hubiera sido mas util en mirar la pared de enfrente y contemplar con tedio como una mancha se ha ido incorporando, invisiblemente, a ese trozo de pintura y se ha ido expandiendo. Vale mas eso que leer a Leprince, pero el problema es que Leprince insiste y vaya uno a saber cual es el motivo.


lunes, marzo 24, 2008

Frases

Frases sueltas, frases al aire, frases perdidas. Frases reales como toda frase dicha, frases en la que incluso se cree, pero frases que el que las oye, de repente, sin mas, sólo la frase que viene volando por ese trozo de acera, desde la mesa de al lado en un restaurante, del asiento vecino en el autobus, a traves de un patio o en una esquina al azar, frases que se comprenden a medias o al reves.

.- Los anclajes están un poco inmodernizados

.- Pero aunque tu tengas tu paraguas también lo puedes oir

.- Es lunes, otro lunes y ayer sin embargo parecía jueves

.- Era azul, parecía un dos.

.- Es un libro muy gordo y de un autor que su apellido termina en C, pero no me acuerdo como se llamaba. ¿Te suena?

.- Nos vendría bien una celosía y una caña.

.- No aplaudas. Seremos los que nunca aplaudieron aunque sólo lo sepamos nosotros

.- Mi madre no coge, debe estar volando. ( Esta tiene mas gracia en latinoamerica)

.- Me ha sentado mal pero bien a la vez.

.- No sabe que lo sabía y ahora dice que es mentira. Te juro que me está volviendo loca

Encuentro en un patio

Se encuentran en un patio de un edificio de Budapest. Parece irreal, piensa él mientras levanta la vista y ve las ventanas del edificio sobre él. La mira bajo el árbol, sentada, sin intención de hacer nada mas que estar así bajo el árbol que hay en medio de ese patio de Budapest, está acompañada de sus dos hermanos mas pequeños, la mediana y el pequeño, al que él creía o alguien le había informado algunos años antes que había muerto en un accidente de carretera en la costa de oriente. Están los dos hermanos, evidentemente mas mayores, mucho mas mayores, pero lo que al le sorprende es que ella tiene la misma edad o parece tener la misma edad, como si ella se hubiera quedado anclada en los años que él la recuerda. Los tres le miran y entonces comprende, de una vez, de inmediato, un montón de cosas que no entendió entonces, en aquella época algo lejana ya. Comprende como se comprenden las cosas cuando ya no las vivimos desde dentro, o como dicen, cuando las vemos con perspectiva. Y al verles ahí, sentados bajo el árbol de ese patio comprende algo que tampoco puede nombrar o describir, pero comprende. Una bola mental que era abstracta y que ahora, aún permaneciendo en la abstracción, tiene al menos una forma comprensible para su propia vista o para su manera de mirar. Entonces hablan de algo, evidentemente recuerdan otras tardes, lejos de allí, lejos de Budapest. Ella habla de su madre y le dice algo así como que todos en el fondo estamos disculpados, porque en el fondo es otro el que nos fue haciendo así, que somos parte de la masa y que cada uno inevitablemente ocupa un lugar y que la madre ocupó ese y que así hay que verlo, habla del dolor y de la amargura y luego reflexiona sobre la extraña tarea de ser hermana mayor y finalmente dice que ahora está embarazada y el se emociona y se mira el borde del brazo y ve la piel de gallina, no sabe porque, pero tiene la piel de gallina. Entonces los cuatro miran arriba, al cielo de Budapest y cae nieve. Y él piensa que nunca había estado con ella en Budapest, pero tampoco bajo la nieve, que nunca les habían caido copos de nieve estando juntos. y la vuelve a mirar y ve que la mirada, curiosamente es exactamente la misma y se cuestiona eso, si mantenemos la misma mirada toda la vida, si la mirada no cambia por mas que vivamos. Se dan un beso en las mejillas se despiden. Él sale a las calles de Budapest y trata de comprender ese encuentro que sabe es inexplicable, como todo encuentro, como todo azar y ve a un hombre Checo que toca una melodia con un violín que luego él toda la tarde tarareará mientras mira el Danubio desde la parte de Pest.

jueves, marzo 13, 2008

Historia triste

El padre es un hombre callado, melancólico y ausente. Se quedó viudo hace 12 años cuando el hijo pequeño acababa de nacer y desde entonces es un hombre sumido en la tristeza, en una tristeza extraña, profunda pero delicada, presente pero invisible, como un cúmulo de algo que aceptamos como permanente, que ya ni percatamos, una presencia invisible. Los dos niños, por extraño que parezca tienen acento venezolano sin haber nacido, ni vivido nunca en Venezuela. Los dos son buenos chicos, silenciosos, ausentes y aislados. Viven los tres en aislamiento o alejamiento desde la muerte de la madre. Son los tres islas de un archipiélago en medio del océano Atlántico. Viven rodeados de algo parecido al mar adentro, rodeados de viento y corrientes invisibles a los ojos. Son la pena, la pena dividida en esas tres islas, islas por otro lado indescifrables. El padre, sin embargo, conoce a una mujer. Una mujer, evidentemente, muy alegre, pero una alegría algo delirada o distinta. Su risa es larga, exageradamente larga, crece como culebra y variando en esa prolongación, desde un volumen alto hasta un decaimiento que casi se confunde con el lamento, con la lágrima. Ríe y dura mucho su risa pero tanto se extiende y tanto va cayendo el tono que es difícil, al final, saber si ríe o llora, si la anécdota contada le ha parecido extremadamente graciosa o terriblemente triste. La mujer quiere mucho a los chicos, casi como una amiga, posiblemente su única amiga y ama profundamente al hombre y su risa aporta una especie de verano inesperado en el archipiélago, un verano de vientos pero verano al fin y al cabo. La mujer decide, entonces, hacer un viaje, hacer un viaje gigante y largo a Venezuela. ASí los chicos sabrán o entenderán que su acento no es extraño. Y así sucede nada mas llegar. Los chicos descubren que su acento finalmente no viene de una galaxia lejana o inexistente, sino que su acento es venezolano y eso les hace sonreír o gesticular de manera parecida a una sonrisa. El tercer día de viaje la mujer, el padre y el pequeño salen en un escarabajo por Caracas, el mayor se queda en el hotel leyendo un comic húngaro y viendo la montaña que gobierna la ciudad, incluso masturbándose viendo la montaña que se llama "El Ávila", porque le parece una mujer, una mujer verde y de exageradas curvas y ese exceso y ese color le excitan. Mientras en el escarabajo van oyendo una emisora en la que suena una canción de un merenguero que se llama Roberto Antonio y la mujer dice que le gustaría bailar merengue y el padre y el hijo no hablan, van mirando la Avenida Francisco Miranda, viendo la valla del Parque del Este . El día es soleado y el chico mira desde el escarabajo un Pizza Hut y todo le parece extraño pero como si de algún modo ya hubiera estado ahí. En Dos Caminos se estrellan contra un autobús o carrito por puesto que hace la línea Silencio- Petare, y justo antes de salir del Escarabajo el padre sabe o intuye que su hijo a muerto. Baja y ve el suelo lleno de cristales y un montón de gente que baja del Carrito por puesto y la gente grita y el ve la cara de su hijo pegada a un trozo de cristal y el gesto inmóvil, los ojos entrecerrados y el labio partido, la mujer está viva pero quieta como si se hubiera congelado y el hombre ve venir desde el Ávila, como una masa invisible o una luz que nadie ve todo el dolor, todo el dolor del mundo. Sabe que ahora las horas, los meses y los años que vendrán quedarán marcados por ese instante, lo sabe y lo asume. La gente del bus le toca la cara, le habla pero el solo se queda viendo esa masa gigante que desciende por El Ávila y mira de nuevo a su hijo y recuerda, ahora ye es recuerdo, que su acento incomprensiblemente era como el de la gente que ahora le habla y el no escucha. Entonces se mira las manos y ve un océano, un mar entero y gigante entre las palmas de sus manos y se lleva las manos a la cara y nota el agua y las vuelve a mirar, ve las olas y las mareas, ve gaviotas y percibe el viento e incomprensiblemente levanta la vista para ver la masa de dolor y descubre que El Ávila ya no está, que se lo ha tragado la tierra.

miércoles, marzo 12, 2008

Encuentros en la sala

La primera vez que coincidimos creo que fue en "Nadie sabe". Era una tarde de verano y había poca gente en la sala, el tipo se había sentado relativamente cerca de mi butaca y me fijé en él porque parecía estar algo deprimido. Salimos casi a la vez de la sala, cuando yas habían terminado los títulos de crédito, el iba delante y yo detrás, en la calle no me fijé mas en él. La segunda la recuerdo claramente, fue en "Paradise Now". Evidentemente me dí cuenta que era él porque le recordaba de la vez anterior. Ambos, de nuevo, ibamos solos y me sorprendió que coincidieramos en tan poco tiempo en el cine. La tercera fue en "Codigo 46", la cuarta en "La pesadilla de Darwin" y ahí comencé a sospechar que algo raro sucedía. En pocas semanas había coincidido hasta cuatro veces con el individuo melancólico en la sala del cine, a la misma hora, en butacas muy cercanas, en dias de la semana diferentes. Porque inicialmente pensé que podía haber uhna coincidencia en el dia. Por ejemplo el tipo podría ser que fuera todos los martes al cine, a la misma sesión, la de las cuatro, pero no. En este caso cada película fue vista en dias diferentes. "Nadie sabe" fue un jueves a las seis y cuarto y paradise now un domingo, lo recuerdo porque el cine estaba mucho mas lleno, "Codigo 46" fue un lunes a las cuatro. Mi primera teoria se venía abajo. En la quinta "Danny the dog" comencé a saber si le había gustado o no, cosa que en Danny the dog sospeché con cierta facilidad, el tipo se levantó antes del los títulos de crédito y normalmente esparaba a verlos hasta el último fotograma. En "Sin city" pensé que en realidad era un tipo que iba muchísimo a ese cine y de ahí que no fuera tan dificil encontrarse con él, pero caí en la cuenta que también cada película había sido en un cine diferente y pensé que aquello estaba tomando tintes mas bien extraños, mas bien retorcidos o confusos. Que en el fondo había algo que me estaba superando y me sentía incapaz de descubrirlo. Pensé acercarme a él, preguntarle pero pensé que sería absurdo y que incluso podría ser tomado por un loco. Seguí acudiendo frecuentemente al cine. "El secreto de los hermanos Grimm" no le gustó, pero mi paranoia creció considerablemente. Cada vez que iba al cine, ahí estaba él. La lista fue cada vez mas larga, pelicula tras pelicula, siempre estaba ahí, en la misma sala, a la misma hora. una especie de eco, un eco que salía de mi o de mi yo cinefilo y que se proyectaba extrañamente cerca. Un tipo que decidia a la vez que yo y que tenía los mismos ratos libres para ir al cine. Sospeché o imaginé o mi paranoia creció tanto que comencé a pensar que también su vida era una repitición de la mia o que mas bien la mia era una repitición de la suya y que todo era una especie de juego de espejos. Imaginé tambien que yo no era libre y que mi decisión de ir al cine estaba gobernada por la suya, que simplemente yo era un muñeco de su decisión, que si el pensaba "Hoy voy al cine" a mi eso me afectaba sin yo poder remediarlo. "Una historia de violencia" nos gustó a los dos, pero fue en esa donde decidí que al dia siguiente iría con alguien, si tan solo dejaba pasar un dia y acudía con alguien las cosas se verían afectadas. Evidentemente al ir con Laura a ver "La vida secreta de las palabras" él no estaba. La cosa solo se cumplía si iba solo. No le conté nada a Laura, no se lo conté nunca a nadie o no en aquel momento. Al dia siguiente volví solo, vimos muy cerca el uno del otro "Flores rotas". Concluí entonces que el misterio solo sucedía si iba solo al cine. La secuencia de peliculas en las que coincidimos es larga, tan larga como las peliculas que he visto desde el 2005 hasta ahora en el cine. Ahora vemos, se esta proyectando "There will be blood" o ese título telenovelero con el que la han traducido "pozos de ambición". Lo tengo decidido, terminará la pelicula y le perseguiré, sacaré toda la información, si tengo que forzarle lo haré, pero tiene que saber que se acabó, que ya está bien, que no puedo mas. Que deje de torturarme, le seguiré hasta su casa, sabré de donde viene y acabaré para siempre con esta pesadilla. Corren los títulos de crédito, se encienden las luces, coge su abrigo, se levanta, le sigo. Caminamos uno detrás de otro por Plaza de España, coge la cuesta de San Vicente, camina con cierta velocidad. Llega hasta Principe Pio, coge el tren, el tren avanza hacía la sierra, dejamos Madrid atrás, se baja en Cercedilla. Subo trás él por una cuesta empinada, es de noche y apenas distingo nada, camina por la oscuridad, entra en un camino que atraviesa la montaña,sube, sube, trató de no hacer ruido. Se da la vuelta, enciende una linterna, me mira, me mira nervioso y no habla. Quiero o bien correr o gritar o desear que todo esto se acabe. El hombre mantiene la mirada y casi llorando me dice:"Por favor, dejame ya. ¿Que quieres de mi?, déjame ya te lo suplico" y comprendo que es aquí donde deberían aparecer los títulos de crédito.

martes, marzo 11, 2008

Movimiento Payton

Los Neopaytonistas descubrieron que lo eran la tarde de abril que frente a un cuadro descubrieron la existencia de una pintora desconocida para ellos, pero también para el resto de los humanos, llamada o apellidada Payton. LA obra era indescriptible o dificil de adjetivar, y así lo anotaron en un cuaderno que llamarían "El informe Payton". El informe payton abría con la narración de ese encuentro casual con una pared en un estudio al final de la Calle BArquillo. Era un estudio compartido donde los Neopaytonistas tenían un compañero que usaba una de las habitaciones. "Ese cuadro es de una mujer que antes trabajaba aquí, hace varios años. Un dia se fue y nadie supo nada mas de ella. Se sabe, eso sí, que la productividad de esta mujer era una cosa realmente demoledora. SIempre que sale el nombre de la Payton hay una especie de exclamación, una especie de admiración por la capacidad de producir obras que tenía." en ese instante los Neopaytonistas descubrieron o decidieron que ese era el motivo de su existencia, para eso habían sido designados por el azar para ser los estudiosos de la obra de la Payton.

Descubrieron que había obra de la Payton extendida por todas partes, descubrieron cuadros en: Dublín, en Londres, en Madrid, en México DF, en el sur de España, Turín, Roma, Milán, Viena, Budapest, Delhi, Paris, Burdeos, Caracas, Buenos Aires... Descubrieron también que además de la payton había unos discipulos, y que junto a los discipulos montó el "Movimiento Payton". Descubrieron que el movmiento Payton, al contrario de otros movimientos, sufría de hiperproducción, que si había una ética en el movimiento PAyton esta se basaba en no frenar jamás, en que el final de un caudro significaba el princpio de otro y que solo se entendería la obra de un artista leyendo cada parrafo que era un cuadro. El movimiento Payton entendía la pintura como un todo. La obra de un artista, completa, era su texto, cada cuadro,independiente, por si sólo, era en el fondo, incomprensible. Así entender o descifrar el movimiento Payton era una tarea compleja, vasta, casi inabarcable y eso fue lo que movió y motivó a los Neopaytonistas. Había una corriente entera para descubrir, un universo pictorico independiente y con fuerza, lleno de texturas, pues si algo tenia el movimiento Payton era la texturización de sus cuadros, el desgarro de esos lienzos arañados, doloridos, complejos. Había fuerza en esa obra, había señas de identidad, había personalidad. Se descubrieron varios discipulos, al menos tres: Dolores Gomez, Sol Sanchez y Delfín Gomez. Mucho mas jovenes que la Payton habían recibido de ella los consejos que les empujaron a ese camino y a esa escuela. Moviendose todos dentro de ese estilo definidio pero con características muy personales cada uno. Dolores GOmez era la pintura del dolor del movimiento Payton, la pintura desgarrada y triste. Sol Sanchez era la experta en luces, en destellos, en texturas iluminadas. Delfín Gomez era azulado y verdoso, una especie de submarinista, todo en él era extraido de las profundidades del mar, texturas acuáticas, el mar metido en un rectangulo, en un lienzo.

Los Neopaytonistas viajaron, amaron, incluso odiaron por momentos, el movimiento Payton. Inalcanzable, la tarea era compleja y dificil, pero´no cesaron. Hoy se puede saber mucho del movimiento Payton gracias al "Informe Payton" donde además se pueden leer partes del manifiesto Payton. Una manifiesto por otro lado poético pero no del todo comprensible.

lunes, marzo 10, 2008

Alucinado

Creo que miré varias veces. La azotea daba a la avenida ancha poco construida, donde por la noche casi no pasaban coches. Sonaba una canción de esas de piel de gallina y ví la ciudad desplegada a lo lejos y volvía mirar y ví que hablabas con alguién y miré de nuevo las luces, la avenida vacía y sentí un airecillo liberador. Y cambió la canción y pensé que algún dia me iría de ahí mientras tu hablabas y gesticulabas y me tomé otra cerveza y pensé que salvo mirarte esa fiesta era relativamente aburrida, a pesar de la ciudad desplegada como un juego extraño de luces naranjas y reconocí a lo lejos el neón del centro comercial y reconocí mas allá el letrero de la avenida sobre no se que marca de cerveza y volví a mirar y ví que mirabas algo a lo lejos y traté de adivinar, pensé que mirabas algo que estaba cerca del cruce, donde estaba ese colegio y enfrente un concesionario, pensé que mirabas sin mirar y seguramente sería así. Y pensé que esa ciudad era extraña y que la fiesta era extraña. Alguien se me acercò y me habló de otros, de otra fiesta, de otras noches, de un viaje a la playa y volví a mirar y recorrí la azotea y daba el aire y movía las cosas ligeramente y afuera la noche era agradablemente fresca, como si fuera la noche perfecta y seguías hablando con un tipo y ví que te diste cuenta que miraba y miraste como preguntandote quien carajo era ese tipo que te estaba mirando. Y me quedé apoyado en el muro y me dieron ganas de colgar los brazos para sentir la altura y las luces eran un cúmulo de cosas indescifrables y volví a mirarte y tu de nuevo te diste cuenta que yo miraba y pensé que había luces, una especie de mezcla de colores saturados sobre la azotea, una especie de violeta casi blanco, pero saturados, muy saturados, un pelotazo de luz, eso imaginé. Una distorsión que recorre notas muy melódicas a un tempo suave, y la luz era estroboscópica y te volví a mirar en ese juego de luces y música, un juego que evidentemente estaba imaginando. Y lancé los brazos al vacio, como si todo colgara y sentí el vertigo de todos esos pisos hacía abajo, la azotea, la avenida ahí abajo, las luces de la ciudad entremezcalndose con una temperatura extremadamente agradable y dejaste de hablar y miraste sola la avenida y me acerqué y no dije nada, me puse qa tu lado y miramos la avenida, sin conocernos, sin hablarnos, a medio metro el uno del otro y sentí de nuevo las luces saturadas, casi violetas, casi blancas y la música melódica y distorsionada y no pasó nada mas, pero fue suficiente.

domingo, marzo 09, 2008

Hombre frente al tiempo

Soy Cesar Salazar, tengo 100 años. Nací en la costa oriental, viví en la costa oriental y sospecho que moriré aquí, en la costa oriental. A lo largo de estos 100 años he llegado a la conclusión, entre otras cosas, de que el tiempo no existe. No existe y lo que sucede es que nosotros nos movemos en esa quietud, en ese no pasar, en ese no movimiento. Cien años son mucho, pero como sabrán o sospecharán, también es poco. Estás olas, frente a esta playa, frente a esta misma casa donde nací, llevan haciendo el mismo movimiento, exactamente el mismo. Esas olas que van y vienen y que el calor a veces deshace en formas que no se ven o que son invisibles a nuestros ojos y que se trasportan por las nubes ya habrán pasado muchas veces por aquí, agua viene y reviente en la orilla y sospecho que el tiempo es eso y que los recuerdos son eso. Fui un niño pescador aquí, un joven pescador, un adulto pescador y un anciano que recuerda que fue pescador. Y aún así, todavía salgo a pescar, como un viaje de ida y vuelta. Recuerdo ver a mi padre salir a pescar y yo ser pequeño e imaginar que iba, que me metía en el mar con ellos y que volvía a las horas con ellos y luego aquello que imaginé fue mi forma de vida y ahora, de nuevo, vuelvo a imaginar que me voy con esos jovenes, e imagino los ritos, y las conversaciones parsimoniosas de la espera y el lento amanecer mar adentro. Y ahora lo imagino con tanta intensidad que parece que aún entro e incluso me parece casi mas placentero, por que recordar o imaginar es muy placentero, de las cosas mas placenteras que se hacen a lo largo de los años, de todos esos años que en el fondo no existen. Y ahora no recuerdo tantas cosas de mi vida, tantas cosas borradas de esos años, de los cien años de atrás, pero recuerdo muchas otras, como una vida que construyes paralela a la vida que vives donde desaparecen tardes, mañanas o noches pero permanecen o varian de forma, leve, otras. SOy Cesar Salazar, tengo cien años y me parece imposible y veo mis manos y no las entiendo, las veo, las percibo, con ellas siento, pero me pregunto como pueden ser las mismas manos que hace 80 años tocaban aquel mar que era este mismo mar, este agua que habrá ido y venido miles de veces, y como estas manos pescaron por primera vez y se fueron acostumbrando al tacto de los hilos, de las redes o a la mano de Coromoto que hace treinta años murió y sin embargo tantos años Coromoto. Estás manos frente al amanecer, de incontables amanaeceres frente a esta playa que sería como otra forma de mi piel, una parte de la piel que no ha sufrido de manera tan radical el paso del tiempo, ese paso del tiempo que en el fondo no existe, porque esta ola que ahora revienta es la misma ola de entonces. Pasarán mil años y nada y todo habrá cambiado

sábado, marzo 08, 2008

La busqueda

Algunos eran violetas, otros mas bien amarillos. Los había marrónes, naranjas, rojos, azules, grisaceos, verdes. Verde pistacho, verde azulado, verde cristal. Azul marino, azul claro, azul cobalto, azul turquesa. MArrón casi negro, negro, muy negro. Había de todo. Y vistos con perspectiva y distancia era hermoso verles venir, una marea de colores que caminaban sin ser conscientes de ese efecto hipnótico que producían. Sucedía que mirabas a uno, al naranja, por ejemplo, le veías venir mezclado entre los demás, cerca incluso del rojo, te fijabas un rato en su movimiento y luego sin ser consciente volvías a mirar a todos y comprendias que en ese naranja había unas caracteristicas irrepetibles y únicas, percibías ese efecto viendolo solo, y luego algunas cosas de esas caracteristicas se potenciaban mezclandose entre los demás.

Esperé, esperé a que pasaran a mi lado. Me quedé viendo o tratando de ver a muchos de ellos. Comprendí que cada uno tenía su esencia y su gracia y visto de cerca me era dificil elegir. Incapaz de decidir cual era el mas apetecible o el mas hermoso, eran tantos y tan caracteristicos que uno solo me pareció limitarme, reducirme perdiendo otros. Pasaron todos, pasó esa marea hipnótica y me quedé solo, dudé, traté de pensar una y otra vez: " Verde, Azul marino, Naranja, rojo, marrón...." así durante horas. Eran tantos tonos, tantos que no supe. Hasta que me puse a caminar, caminé solo y comrpendí solo mucho tiempo después comprendí que yo llevaba sin elegir, sin elegirlo completamente, sin decirdirlo de antemano, un color, un tono. Era el mio, que se había ido formando todo aquel tiempo atrás. Desde entonces soy naranja oscuro casi marrón. Eso si, el tiempo va modificando a cada uno su tono, lenta y pacientemente, hasta ser indefinido.

jueves, marzo 06, 2008

Catálogo de bandas inexistentes según Sorel. Vol 2

En los cuadernos de Sorel había miles y miles de nombres y reseñas de grupos inexistentes. Algunas, incluso, tenian notas a pie de página, proyectos que de un modo parecían interesarle o que pretendia desarrollar mas. Mientras tanto agregamos algunos cuantos nombres mas de ese catalogo irreal de bandas, bandas que vivían o existían unicamente en un mas allá dominado por Sorel.

.- La última primavera en Lisboa: ¿Post rock?, ¿Post Punk?. Se mueve este grupo en un terreno de vuelta, donde todo parece haber sucedido y sin embargo donde todo resulta novedoso y poco habitual. La nostalgia dulce y la contundencia del recuerdo. Su música podría relatarnos o podría musicalizarnos esos instantes en que recordamos un verano dulce en medio de un invierno frio y gris. La dulzura o el recuerdo de que a veces somos felices cuando estamos en horas bajas, por eso no se les puede catalogar de música oscura, hay sobre todo esperanza, pero no una esperanza por un futuro que vendrá, sino una esperanza alentadora que nos recuerda que aquí, en algún momento, también fuimos felices. Maestros del arpegio con las guitarras, bajos graves que sostienen toda la carga melódica y baterias que juguetean con redobles imposibles. REsulta muy acertado, por el lugar al que quieren llegar, que las voces solo jueguen con silabas, voces que se pierden y entremezclan con esa marea sonora, como un instrumento mas.

.- Lunáticos sónicos: Experimentación y experimentación. Inconformismo radical. Es ruido como seña de que vivimos en un mundo donde solo importa lo melódico, la belleza o determinados cánones estéticos. Ruido enfrentandose a esa dictadura de los gustos. El ruido y la mala leche también deberían importar, tambien deberían ser música. Eso parece quieren decir los Lunáticos sónicos. Resulta dificil aguantar su música mas de veinte minutos, pero si se pasa esa frontera es justo cuando se comienza a interpretar su mensaje, es cuando se llega a ese mundo de dificil acceso donde ellos te reciben. No hay guitarras. Los instrumentos son sustituidos por máquina que se encuentran en los contenedores. Así en el escenario se puede ver, y sobre todo escuchar, un ordenador emitiendo sus ultimos ruidos antes de extinguirse como máquina, un taladro antiguo, el ruido de una televisión que jamás ya proyectara nada, sonidos pregrabados en un atasco o voces de gente en un patio, discusiones de parejas o el sonido del camión de basura pasando constantemente. Dificiles.

.- Nadie en la nada: Minimalismo extremo. Nadie en la nada es tambien conocido como Dj vacio. Bajo este nombre, Nadie en la nada, se recrea en los sonidos mas limpios, capas y efectos que generan campos donde perderse. Atmosferas donde uno puede llegar a preguntarse aquello de: "¿Que pintamos aquí?" y en donde, entre una especie de hipnosis, nos planetamos el modo de vida de los hombres. Nadie en la nada suelta sonidos grabados con su Mini disc en diferentes puntos de la ciudad, luego los trata como instrumentos y sobre todo los cubre de ecos y reverberaciones que se conjugan para crear moles de sonido que parecen venir del subsuelo urbano.

.- Flujo insular: Si Syd Barret hubiera vivido en el caribe hubiera creado este grupo. De algún modo aquí hay algo de bifurcación, realmente esto es Syd Barret, pero un SYd Barret no británico, sino una bufurcación tropical de este. Hay Bossa Nova pero Bossa Nova que viene desde otra galaxia, una galaxia donde siempre es verano y es mucho mas divertida que esta. Aquí hay buen rollismo, hedonismo, la vida como una inmensa tarde en la playa. La voz de esa chica parece un susurro cósmico, agradable como solo puede ser el susurro de una chica. Ritmos delicados pero que invitan a moverse, a moverse despacio, a bailar mientras se sostiene un coctel en la mano y sigues hablando con esa chica que te susurra, voces y sonidos de mar, un contrabajo que se desliza por nuestro organismo a manera de caricia, un cello que entra exactamente y los compases que debe entrar, ni mas ni menos. Acordeón lejano, guitarra clásica y cacharreria juguetona para invitarnos al paraiso.

miércoles, marzo 05, 2008

Catálogo de bandas inexistentes según Sorel. Vol 1

Sorel tenía en su haber un catalogo casi infinito de bandas de las que el inventaba el nombre y a las que agregaba una pequeña reseña describiendo su estilo. Según Sorel siempre le había gustado ese juego, ese disparo de la imaginación que hay cuando se escucha el nombre de un grupo del que alguien habla o te recomiendan. "En ese instante, en el instante preciso que alguien dice, por ejemplo, Yo la tengo a uno le viene un estilo, un camino por donde tu imaginación a partir de ese nombre sospecha que debe ir la música de ese grupo que tu en ese instante, jamás has escuchado. A partir de ahí me propuse el juego de inventarme nombres y definir el grupo de acuerdo a ese nombre inventado"


.- Desafortunados: Banda de rock protesta, letras reivindicativas y dureza en sus asperos riffs de guitarra. Se mueven en ese terreno muy explotado en los locales de ensayo pero poco habitual en las listas de ventas. Música como forma de diversion pero una diversión entendida como drenaje de los problemas sociales, una diversión terapeutica en donde se habla de los problemas de vivienda, el paro o la manipulación de los medios de una manera directa, tan directa como sus ritmos contundentes y marciales de su batería.

.- Etereos: El grupo etereo nace a principio de los noventa. Su cantante había viajado varios años por Africa y luego por India. Forma la banda con la sana intención de recrear esa espiritualidad que siente la ha invadido en sus viajes y esa necesidad de trasmitir esa energia en un mundo en el que lo espiritual y lo etereo han perdido su presencia. COnjungan ritmos africanos y melodías del mundo arabe con una voz aguda y casi trasparente que juguetean con atmósferas de aire hindú. Música que se mueve entre la fragil y casi invisible frontera de lo religioso y lo ceremonioso. Letras que hablan de la lentitud y de lo sublime, del optimismo como forma de vida y de la necesidad de unirnos a energias superiores para transitar por el mundo de los hombres.

.- Olímpicos eléctricos: El Pop gamberro y sin prejuicios de Olímpicos eléctricos tiene su base en unos juegos de voces fantásticos, un uso respetuoso del teclado Casio y unos ritmos de baterias pre-programados que se entrelazan con unas guitarras siempre ritmicas, de acordes sutiles y sencillos, unos bajos lineales y básicos en el sonido de esta banda y un claviocordio que es lo que termina de definir ese sonido único y con una personalidad dificil de encontrar en la escena del Pop underground de principios de siglo. Música naif y adulta a la vez, moviendose entre Belle and sebastian y Pet Shop Boys, pasando por ciertos ecos de Kraftwere y rozando a ratos a los depeche mode primitivos. Sin embargo su terreno, su zona grande, donde alcanzan su cima artistica es un sus temas mas bailables, donde recurren a su cultura post punk para difuminarse con el Funk mas urbano y alcanzar ritmos frenéticos y obsesivos.

.- Los nuevos viejos invisibles: Estos chicos saben mucho de música, su cultura es amplia y además tienen buen gusto. POdrían funcionar perfectamente como banda sonora de un hipotético nuevo Alfred Hitchcock. Así su música recuerda a Bernard Hermann pasado por el filtro del jazz y cierta electrónica sutil, la electrónica como medio, no como fin. Canciones intrumentales, de varios pasajes. Si algo tienen los nuevos viejos invisibles es que no se acomodan a un compas y lo repiten. Ellos creen en la canción como medio de narración, donde los acontecimientos van pasando de uno a otro con un fondo común pero no repititivo. Sus conciertos son especiales. Proyectan imágenes, casi siempre en blanco y negro y ellos van acompñando lo que el espectador ve en esas proyecciones. El contrabajo deslizandose por lineas delicadas, la guitarra con esa reverb que evoca otras épocas, otros tiempos, moviendose por escalas entre el jazz y la música de cámara, organos hamond soltando notas y colchones que sostienen la atmosfera de los temas y una bateria elevandose y elevando todo entre los efluvios de unos platos aereos. Lo dicho, si Hitchcock hciera cine ahora, no sería extraño ver la pesadilla de James Stewart en Vértigo musicalizada por Los Nuevos viejos invisibles.

martes, marzo 04, 2008

Invisible

Lentamente alcanzó la invisibilidad. Desde entonces ya no sufre de corazón, la tensión la tiene mucho mejor, el colesterol mas bajo e incluso se siente mas feliz. Fue un proceso largo y extraño, pero desde que es invisible le importa mucho menos lo que los demás opinen de su vida, cosa que hacen o hacían con enorme facilidad. La invisibilidad le ha quitado la carga de ser visto cuando no le apetece, aparte de muchas ventajas mas. Es invisible y eso le resulta mas sencillo y mas habitable que ser visto

lunes, marzo 03, 2008

Otra mañana mas

Empezar otra vez para saberse derrotado, para saberse fracasado cuando se llegue al fin. Arrancar por los mismos senderos, las mismas rutas y saber que no habrá nada distinto sino que será una repetición de lo anterior, de lo que ya se intentó anteriormente. Estar aquí otra vez, como tantas veces, con la devoción de siempre, con el fuego interior, porque en el fondo no es mas que un fuego, una llama que quema y empuja a correr, y las teclas son la via de fuga, la escalera de incendios por donde se escapa. Otra vez, como siempre, repitiendo el gesto, repitiendo el intento, repitiendo el boceto y nada es nuevo, en el fondo nada es nuevo. Tantos intentos que no han servido de nada salvo para correr, para escapar del fuego que arde. Y nos vamos salvando, al final al menos, aunque con el fuego pegado a la espalda, siempre pegado a la espalda, se logra ir huyendo, pero no hay mas que eso, que la urgencia de salvarse, de resto no hay mas, no hay nada detrás de esto. Son las mismas palabras, palabras hueco. Y sin embargo me lo pregunto, si me lo planteo, que es lo que lleva a alguien a darle a estas teclas cada mañana, un acto casi repititivo, obediente. Que lleva a alguien a eso. Es el fuego, el fuego y la hoguera.... Y ahora mientras tecleo eso, sé que anoche soñe con una hoguera, lo acabo de recordar, me ha venido esa imagen, de repente. Me ha llegado clara, lo acabo de recordar mientras tecleo esto, mientras con los dedos voy golpeando y formando la palabras fuego y hoguera. Estabamos en un pueblo en medio de España y era de noche, una noche fresca de verano y estabamos en la plaza de ese pueblo y había una hoguera, una inmensa hoguera y la observabamos con el placer con el que solo se contempla el fuego. Eso soñé anoche y quizá por eso luego, sin ser consciente, ha venido la metafora del fuego. Quizá solo por eso, por esos descubrimientos, por estos juegos, quizá por este placer, por teclear fuego y luego recordar que anoche soñé fuego y sospechar que entre el sueño y las teclas hay una conexión que yo no dirijo o que no gobierno conscientemente, sino que son actos que se superponen ajenos a mi conciencia,quisá por eso acuda aquí cada mañana. De resto, esto siempre es prescindible. Estos textos podrían ir en esa hoguera, lo demás no es mas que un juego.

sábado, marzo 01, 2008

De un lado a otro

El tipo salió de su casa decalzo y cubierto por el par de mantas con las que se había abrigado mientras dormía en aquel colchón por la noche. En la calle sintió frio pero se puso a caminar sin saber muy bien donde iba. Caminó sin mirar a los lados, avanzó sin saber del todo si esa ciudad era la misma ciudad a la que había llegado un par de dias antes para reencontrarse con un amigo. Se miró las manos y concluyó que efectivamente aquello no estaba sucediendo sino que era parte de un sueño gobernado o provocado, un sueño que el mismo podía controlar con cierta facilidad y como sueño decidió seguir recorriendo las esquinas, cada calle, cada parte de esa ciudad onirica, o que el consideraba onirica. Siguió, tapado con sus dos mantas, llegó hasta el museo. SU intención era, en ese viaje onirico, llegar hasta el cuadro que tanto le había conmovido la tarde anterior cuando su amigo le llevó de museos y recuperar la conversación, que el sentía que se había interrumpido, con el cuadro. Ascendió las escaleras de entrada y le salió un vigilante al paso, trató de detenerle. El hizo esfuerzos por hacer desaparecer al vigilante de su sueño, ese elemnto no elegido de un sueño que hasta ese instante había ido controlando con cierta facilidad. El vigilante, evidentemente, no quería que entrase un hombre casi desnudo, tapado unicamente por dos mantas viejas. Miró al vigilante y le dijo que el no debría estar ahí, y que no interrumpiese su camino. Apareció un policia desde dentro del museo, le quisieron detener y el accedió a abandonar, recorrió el camino de vuelta, ahora si, dudando si realemente noe ra un sueño, un sueño controlado o aquello era lo real. ¿Despertamos aquí o es esta parte la soñada?. ¿Quien conoce realmente la frontera?. Se repetía estas preguntas mientras deshacía el camino recorrido, sintiendo casi ridiculo por ir así tapado, por ir casi desnudo por las calles de esa ciudad. Fue cuando despertó, estaba en otra casa, en otra ciudad, en otro continente. Miró por la ventana y sonrió, sabiendose de regreso de un sueño extraño. VIó el haz de luz que entraba desde la calle, era una mañana bonita. Se levantó y se asomó a la ventana, abajo un hombre caminaba despacio y alzó la mirada y se quedaron viendose uno al otro, como si se conocieran de antes, de otra época, el hombre siguió caminando y se fue haciendo levemente invisible. Descubrió entonces que había llegado, que se estaba moviendo sin límites, entre las capas infinitas de un universo parecido a una cebolla. Despertó en Otro lugar.

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